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martes, 12 de octubre de 2010

Carta número dos.

La construcción de una relación es algo más complejo de lo que la gente se imagina. Cada hecho, cada pensamiento, cuenta. Poco a poco vamos poniendo ladrillos. Se puede quedar en un castillo o en una simple casa de una planta, como mucho dos. O quedarse sin acabar.
¿Llamadas a todas horas, celos obsesivos, posesión, egoísmo? Un castillo con exceso de ladrillos que sin duda se derrumbaría.
¿Nos vemos una vez a la semana, y los seis días restantes no hablamos? Una casa a medio construir que nunca podría llegar a ser habitada.
¿Cuál es el punto intermedio? Debemos encontrarlo, yo quiero saber de ti todos los días, quiero que me demuestres que me quieres igual que yo te lo voy a demostrar a ti. ¿Un día no podemos hablar? No pasa nada, sé que quedan muchos más. No voy a reprocharte cuando quieras salir con tus amigos, cuando necesites estar sola, solo quiero que sepas que voy a estar ahi cuando me necesites, para entenderte y quererte.
Tenemos que equilibrarnos, tenemos que aprender a vivir complementados, para que en un futuro nuestra casa pueda ser habitada.
Hoy, es todo lo que me apetecía decirte. Un día más, ya sabes qué.

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