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lunes, 25 de octubre de 2010

noches en soledad, donde los árboles son mis compañeros, donde los grillos son mi música, donde el aire me mueve, y mis manos son mis ojos. Aquí no hay luz, los duendes se la llevaron. Dejó que mis pensamientos suban a las nubes y se pierdan entre sombras y tenues estrellas. Mis miedos se los he dejado al lago, para que los limpie y me los devuelva en forma de pequeños trozos de felicidad. Cuando eso que llaman sol salga por detrás de la colina algún día, quiero ser una persona nueva. Sus rayos harán que vuelva a sentir algo desde hace mucho tiempo. Algo que no sea dolor.

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